lunes, 14 de octubre de 2013

EL ARTE... HELARTE...


Voy a la expo de Helga de Alvear en Cibeles y me encuentro con esta obra de arte



Tres horas más tarde vuelvo a mi casa y veo esto en el portal


La misma imagen. Muchos dirían, "ves, esto lo hace cualquiera", "menuda gilipollez, ¿se piensan que somos tontos??" "¿vuelco yo mi cubo de la ropa sucia en el suelo y digo que es una obra de arte?'". Existe una parte en el mundo del arte contemporáneo que se ha convertido en mercadeo de la mentira y la burbuja económica, pero nunca me ha gustado defender lo fácil… ¿Desde cuándo ha perdido valor tener una idea el primero??, ¿ser pionero, visionario?? eso, es lo que nos ha hecho avanzar en la historia de la humanidad, las primeras ideas. Colón dijo que la tierra era redonda y le trataron de loco. Duchamp expuso un retrete y hoy día es la figura más influyente del arte contemporáneo ¿por qué?? porque se lo inventó él, porque puso en él su mirada y vio más allá de un urinario. Porque con ese retrete se rió del academicismo y la ortodoxia que imperaba en la pintura. Plantó cara al infranqueable y hermético mundo de la pintura de comienzos del siglo XX, donde pintar sólo era dibujar fielmente la realidad, donde nadie podía imaginar, ni sacar un caballete a la calle, ni soñar sin ser tratado de transgresor y loco. ¿Un retrete es arte?? pues probablemente no, pero la función del arte es hacernos reflexionar… si un retrete lo consigue… Sí señores!! entonces es ARTE, con mayúsculas.


La clave… la mirada. Con qué mirada vemos las cosas, lo que para muchos es la galleta que mojamos en la leche cada mañana, pura rutina, tedio… para otros puede representar lo efímero de la vida y el paso de la juventud, representado en esa galleta, que un segundo es dura y firme y al segundo siguiente se destruye, se reblandece. Esa galleta en un vídeo en bucle en el museo Reina Sofía nos hace reflexionar sobre eso, nos plantea, quizá, muchos de los pequeños detalles que pasan desapercibidos en el magma diario de deberes y obligaciones, que tapan las ideas y abotargan las reflexiones.

¿Una calavera de diamantes de Damian Hirst es arte??. Él ha conseguido contarnos que la fealdad de la naturaleza también es hermosa. 
¿Sabíais que la primera performance que se hizo fue en el British Museum?. Consistió en poner en fila a unas cuantas personas, como en una cola ficticia, a las que se iba sumando más y más público que iba entrando y hacía cola sin preguntar para qué era… ¿es eso arte?? o quizá lo artístico de eso es que nos hace pensar en el borreguismo y el zombismo que padece nuestra sociedad…, seguir a la mayoría sin desmarcarse.

Mirad esta imagen




No me digáis que las figuras de Juan Muñoz no os inquietan, esa manera de espiar, de expiarse… 


¿What do you believe, your eyes or my words??? es una obra de arte tan, tan, real… eso sólo depende de vosotros, de nosotros, con qué mirada observamos la obra que alguien antes ha tenido la valentía de colgar porque nos quiere transmitir algo. La interpretación o la no interpretación sólo depende de nuestros ojos. Son los que convierten un objeto, una pincelada, un lienzo en blanco, unas zapatillas o la cáscara de un plátano, en arte. Como los ojos son los que transforman a alguien en guapo o en la persona más fea del universo.


Quizá esto sea precisamente, reírse del trascendentalismo, porque el arte puede ser trascendente o más frívolo que una rubia con tetas de goma, depende de nosotros. Pero siempre nos hace disfrutar. A veces miramos lo bello y otras nos replanteamos la vida. Y otras nos tiramos a la fea, pero disfrutamos igual.





Mirad esta leyenda de una obra…




¿De verdad creen que el autor quiere decir todo eso??, quizá sólo pensaba en hacernos pasar un buen rato o quizá quería cambiar el mundo. Pero lo cierto es que quien cambia el mundo son las miradas, la del autor y la nuestra. Lo que importa es lo que evoca, lo que transmite, la reflexión a la que nos lleva y si no estuviese dentro de un museo quizá no nos emocionaría, ni nos haría pensar. ¿A quién creen, a sus ojos o a mis palabras??… sólo déjense llevar, cómanse la galleta y disfruten. El arte... helarte... aquí no hay faltas de ortografía porque sólo depende cómo lo leas, de tu mirada.