domingo, 14 de septiembre de 2014

EL SÍNDROME DE LA SEÑORA DE ESPAÑOLES POR EL MUNDO

Volver al curro es la muerte, volver cuando hace una ola de calor que te suda hasta el canalizo es el horror, volver después de un mesaco de vacaciones en el que te has recorrido otro país, has vivido experiencias maravillosas, te has bañado en mil playas, has conducido kilómetros, conocido ciudades, bailado cien canciones en 30 conciertos diferentes, conocido a personas increíbles con historias distintas y has hablado en otros idiomas (chapurreado vamos), bebido mil birras distintas (y aquí las mil no es un número al azar)… después de todo eso, la vuelta es más irritante que las fans de One Direction.

Supongo que este post es fruto de la depresión postvacacional, que es de las pocas cosas que emite cada septiembre la tele y es pura realidad. Un síndrome que se concreta en asqueamiento vital cuando vuelves a tu trabajo y ves las mismas caras, los mismos gestos (que diría Barricada), angustia cuando ves tu sillón, tus cosas, miras la maleta y recuerdas lo vivido, falta de respiración cuando abres de nuevo tu nevera vacía y tus plantas están más secas que la pata de una paloma. Microinfartos al descubrir que has engordado 3 kilazos y el moreno desaparecerá en dos días porque te estás pelando. Y sobre todo, esa empanada mental que se materializa en preguntas tan sencillas, vacuas, fútiles y concretas como… ¿qué quiero hace con mi vida??, ¿por qué coño tengo que ir todos los días al mismo curro y hacer lo mismo si lo que quiero es viajar eternamente??, ¿pirarme??.. Y es entonces cuando  el síndrome posvacacional muta en el SÍNDROME DEL CHIRINGUITO: Lo que viene a ser… monto un chiringo en la playa, me piro de aquí y voy tol día en bermudas y con la cosa colgando. Como yo no tengo cosa que me cuelgue (el bikram yoga hace maravillas)  y a mí el mundo de la hostelería me apasiona, pero sólo al otro lado de la barra, he desestimado el síndrome del chiringuito y lo he rebautizado como EL SÍNDROME DE LA SEÑORA DE ESPAÑOLES POR EL MUNDO.




¿Y qué significa esto?? Pues que de “más mayor”… quiero ser señora de españoles por el mundo. Esto se concreta básicamente en: irme de aquí y casarme con un tipo (preferiblemente con pasta) que me diga honey por las mañanas, que siempre ha tenido más clase y me ha gustado mucho más que churri. Que cuando el reportero llame a mi casa y me diga, ¿podemos ver tu casa?? yo diga, sí por supuesto, ¿de España de dónde?? y me vengan a la mente mi infancia en Calatayud, los manzanos, el río, la cara de algunas petardas del colegio viendo el programa y flipando, diciendo: “míra ésta al final ha cruzao el charco y está hasta delgada, qué perra”. Enseñar un casoplón de esos de revista de moda por el que en un país caribeño pagas 500 pavos o 4000 al mes si estás en América, pero lo importante es que lo puedas pagar. Que la entrevista se vea interrumpida por María Dolores (la chica que tienes limpiando en casa y que apresuradamente tienes que explicar en la tele) “es como de la familia ,¿verdad Dolo?” y dejas muy claro el gesto de complicidad de las dos. 

Y aparecen dos niños monísimos, pero sobre todo y lo más importante, es que son bilingües y te has ahorrado una pasta en el británico de Madrid, que viven felices que estudiarán y viajarán porque tú lo has hecho y se darán cuenta de que moverse y conocer otros sitios es parte importante de su vida. Y entonces… todos se preguntarán… ¿pero qué quieres ser?? mujer florero???. No no noooooo, porque tú eres una mujer inquieta, viva, activa, y te has montado tu empresita allí, y trabajas desde casa en tu habitación con vistas al mar, además de pintar unos cuadros y colaborar con tres ONG,s de causas perdidas que alimentan tu conciencia solidaria y tienen el mismo efecto por las noches que una dormidina. Y tras media hora de reportaje donde te percatas que la periodista está observando tu vida verde de envidia mientras elogia tus Jimmy Choo… al final, aparece tu marido, guapetón, o no, tampoco demasiado, pero buen tío y lo más importante, todavía con pelo. Os dais un besaco, con lengua, que le den por culo al horario infantil porque ya que me pongo a imaginar, no me da la gana uno de esos piquitos correctos y rutinarios, porque os seguís poniendo mogollón a pesar de los años. 


Él, llamémosle John, ya habla español perfectamente y tú has aprendido el inglés estupendamente. Primero porque es necesario comunicarse y segundo porque follar y gritar en otro idioma es absurdo, antinatural y es como vivir en una porno subtitulada. Así que ya podéis decir, él: “Oh my God!!” Y tú: “Sí sí sigue, sigue” y todo el mundo lo entiende. Y entonces, llega la hora de la despedida, la reportera se tiene que marchar y te hace LA OBLIGADA PREGUNTA: ¿volveréis??, y tú te quedas mirando a tu marido, luego al infinito… y piensas en tu familia, titubeas para no ofenderles, pero luego piensas… ¿volveré??? y ahí es dónde está mi cabeza… esa es mi misma pregunta, sin honey-maridito, ni casoplón, ni bilingüismo, me pregunto… ¿will I come? (con acento chungo). Y entonces apagas la tele y te das cuenta de que también es mentira y que lo único que emite la tele que es verdad es el reportaje sobre el síndrome postvacacional.